Sección: Relaciones Humanas.


Mujeres a la fuga, hombres al acecho.

Conozco a muchos amigos a través de internet con muchas diferencias: diversas nacionalidades, perfiles, intereses, profesiones, y una coincidencia: la incesante búsqueda de una pareja estable. Debo confesar que tenía la idea de que los hombres no se interesaban en ello, pensaba que sólo eran aventureros libres y esquivos de todo aquello que representara cierta formalidad en una relación. Supongo que, al igual que a muchas mujeres, me vendieron el estereotipo del hombre embaucador, calculador, inestable, infiel y lo compré, asumí que para ellos formar una familia era sólo un requisito social y una forma egoísta de perpetuar su nombre a través de su descendencia. Una vez más compruebo que las generalidades son sólo una forma de querer sintetizar la realidad en algo sencillo y subestimar el reconocimiento individual.

Retomando, encuentro ahora a hombres que, después de haber forjado una trayectoria profesional y un patrimonio, buscan consolidar una familia: esposa, hijos y hasta mascota, pero las mujeres (último ingrediente mágico del plan) no están en la misma sintonía. Según la lógica masculina deberían anhelar lo mismo que ellos pero dadas las nuevas condiciones de su desarrollo, pasó el tiempo de la familia y ahora solteras, independientes económicamente y colocadas en puestos laborales estratégicos poco desean encarnar el papel de mujer del hogar, al menos el papel tradicional (aunque sinceramente creo que esta posición también ha sido llevada al extremo), y consolidar una relación formal es una opción que está lejos de ser prioridad.
Decir “no” al compromiso parecía una característica netamente masculina, pero con todos los cambios y reasignación de roles, la mujer ha decidido igualar la parte animal del hombre y convertirse en cazadora, seducir, atrapar y coleccionar (infidelidad incluida sin culpabilidad), todo es más fácil y si aparece la primera dificultad se van. Justamente este es el origen del desencuentro, la mujer ha dejado de estar física y emocionalmente. El campo laboral absorbe su presencia física, en tanto que los cambios ideológicos y el entorno social la desconectan de todo aquello que representa un peligro para su libertad. Dejó de estar y de ser la compañera incondicional, la cómplice de los aciertos y las equivocaciones de la relación. Repetición de esquemas masculinos, lección mal aprendida.

Las mujeres han decidido el lugar en el que quieren estar (eso quiero creer) ¿y los hombres? Parece que les toca adaptarse a un nuevo estilo de vida y convivir con un prototipo distinto de mujer, un modelo de pareja que no ha sido diseñado por ellos ni para ellos por lo que difícilmente encuentran espacio para alcanzar el punto final a su realización personal: la consolidación de una pareja y su consecuente familia. Una vez más, el fin no es generalizar, existen mujeres que sí desean formar una familia, en tanto que también hay hombres que siempre serán unos eternos conquistadores, solteros y sin ningún tipo de compromiso, pero lo cierto es que la nueva tendencia femenina no es un caso aislado y pareciera que ahora quienes traen “el vestido de novia en la cajuela” son los hombres que esperan afianzar un compromiso y no dar pretextos para que las mujeres se conviertan en “novias fugitivas”.
Cuál es la mayor dificultad que encuentras para tener una pareja, tú si estás dispuesto a casarte? Porque no lo has hecho.

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